Chapter 15
Capítulo 15
Primero echó un vistazo dentro del carro y luego, frunciendo el ceño, dijo: “Niña, ¿dónde están tus padres? ¿Cómo dejaron a una chiquilla como tú bajar sola?”
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El oficial de tráfico pensaba que los adultos dentro del auto se habian dado a la fuga para evitar pagar los daños, dejando solo a una niña en el vehículo. Aunque esa camioneta Range Rover tampoco era barata, valía sus buenos millones.
Pero el carro que había sido chocado por detrás, ese costaba el precio de diez Range Rovers.
Un Rolls–Royce, y además una edición limitada a nivel mundial.
Acababa de verlo, la placa era impresionante, cuatro sietes.
Chocar un Rolls–Royce quizás no era tan terrible, pero chocar un Rolls–Royce con una placa de cuatro sietes…
La niña era hermosa, con un aire tranquilo y sosegado, el oficial ni se atrevía a hablarle muy fuerte, temiendo asustarla: “Pequeña, no tengas miedo, este asunto no es culpa tuya, no tienes que asumir ninguna responsabilidad.”
“Ahora llama a tus padres para que vengan rápido.”
Jazmin:
Aprieta los labios, sus ojos negros se encuentran con la mirada algo compasiva del joven oficial, y dice con calma: “No hay adultos, yo estaba manejando el carro.”
El oficial, claramente incrédulo, dice: “Niña, mentir no es un buen hábito, eh.”
Jazmín no dijo nada, simplemente sacó su documento de identidad y licencia de conducir de su mochila negra que llevaba consigo, “Estaba manejando yo, aquí tienes mi documento de identidad y mi licencia de conducir, échales un vistazo.”
El oficial quedó desconcertado por un momento y tomó la identificación y la licencia de conducir de sus manos.
Después de un rato, el oficial le devolvió los documentos con una expresión compleja en su rostro.
Habia obtenido la licencia hace un mes, justo cuando cumplió los dieciocho años.
Este carro, en verdad, lo estaba manejando esta chiquilla.
“Ya que el carro lo manejabas tú, ahora tienes que acompañarme a la comisaría. Has chocado la parte trasera de ese Rolls–Royce, dijo el oficial, manejando el asunto de manera oficial una vez que confirmó quién era la conductora.
Jazmín frunció el ceño: “Eso no va a ser posible, todavía tengo que ir a la escuela.”
“Tienes que resolver este asunto antes de ir a la escuela, dijo el oficial con integridad, sin rodeos, “pide permiso primero y luego ven conmigo a la comisaría.”
Jazmín mordió su labio sin decir nada, sus ojos negros se encontraba empañados por no haber dormido bien la noche anterior, cubiertos por una capa de bruma.
El oficial, sin escucharla hablar, levantó la cabeza con la intención de decir algo, pero vio que los ojos de la niña frente a él estaban húmedos, sus labios apretados se habían vuelto un poco pálidos, y parecía que estaba a punto de romper a llorar en cualquier momento.
Era una imagen que inspiraba una pena tremenda.